“Me equivoqué”
Si ya es difícil que una persona reconozca que estaba equivocada, un grupo rara vez lo hace. Muchas veces, a gritos, lo que dicen es “tenemos razón”, pero luego el futuro nos alcanza, y muchas predicciones nos pasan por encima como un tren de mercancías.
Cuando se prohibió fumar en restaurantes y bares de España, asociaciones de comerciantes, y algunos medios de comunicación protestamos con mucha vehemencia, argumentando que esto condenaría sus negocios a la ruina. En su lugar resultó un beneficio. Estábamos equivocados.
Lo único que podemos esperar es que una persona tenga el valor de decir: “basado en la nueva información, he tomado una nueva decisión”. Y, aunque sería muy satisfactorio y beneficioso para todos que grupos reconozcan públicamente lo que han aprendido, esperar esa reacción sólo nos conduce a la melancolía.
A pesar de ello la mejor alternativa es ayudar a una persona o a un grupo a tomar una nueva decisión.