“Eres obispo de Roma” (o cómo planificar tu semana)
Tras la elección de Francisco como Papa, a la hora de salir a la Plaza de San Pedro, le recomendaron que no pensara que era el Sumo Pontífice de más de mil trescientos millones de católicos, sino más bien el obispo de Roma, con 2 millones y medio de católicos. Algo mucho más asumible para el cerebro humano.
Cuando planificamos el día, la semana o la vida, tendemos a querer meter en nuestra cabeza todo lo que vamos a tener que hacer. Y así es imposible. Una cosa es “planificar“ y otra “anticipar“. No es lo mismo apuntar una cita y olvidarse que estar permanentemente recordando todas las reuniones que nos quedan por hacer hoy.
Si hay algo que preparar para esa reunión, apunta también un tiempo para ello, y olvídate.
La eficacia de la atención humana la he podido comprobar en los submarinos, donde no hay distracciones sensibles y la mente funciona como un láser, centrando el interés en la tarea que se tiene a mano.
Puedes con más cosas de las que crees, siempre que ahora mismo no hagas más cosas de las que debes.