War Strategy (II)
El Objetivo
El objetivo militar final de la guerra es la destrucción de las fuerzas del enemigo y la voluntad de luchar. Los objetivos finales de las operaciones distintas de la guerra son considerablemente menos destructivos; sin embargo, es importante tener un objetivo o misión claro.
Este objetivo debe ser claro para todos los que tengan algo que ver con la planificación y ejecución de las operaciones. A nivel personal, debemos ser claros en nuestro objetivo final; debe informar y guiar nuestro uso de todos los principios.
Con demasiada frecuencia, nos atascamos en las minucias de la tarea, confundiendo las tácticas con el objetivo. La historia está repleta de maestros tácticos que no pudieron conectar con el panorama estratégico más amplio. Incluso Robert E. Lee ha sido criticado por ser un maestro táctico pero un estratega mediocre.
Cualquier operación debe tener un propósito, y ese propósito debe ser claro desde el principio. Cada operación debe contribuir al objetivo estratégico final. El logro de los objetivos intermedios debe contribuir directa, rápida y económicamente a la operación.
El ejército utiliza un marco analítico de misión, enemigo, tropas, terreno y tiempo disponible (METTT) para guiarlo en el desarrollo de sus operaciones. Los comandantes designan objetivos físicos, como una fuerza enemiga, el terreno dominante u otras áreas vitales esenciales para la misión. Estos se convierten en la base de todos los planes subordinados, y no se toma ninguna acción que no contribuya a lograr el objetivo principal.
En su propia planificación estratégica, la misión u objetivo debe dominar y condicionar su pensamiento y acciones.
En política: el "enemigo" es quien te disputa tu objetivo (¿votos?, ¿una ley?, ¿una idea en la mente de la gente?), sus "tropas" son sus capacidades, su fuerza electoral, su influencia en medios…sus recursos, y el "terreno" el panorama en el que se maniobra.
En la consecución de objetivos personales, por ejemplo un vicio que uno quiere dejar: el “enemigo” es tu debilidad, sus “tropas” la intensidad de la tentación, y el “terreno” el ambiente en el que te mueves en el que ese vicio es más o menos sencillo de evitar.