Lee el puto manual
En uno de mis primeros trabajos como ingeniero informático, el acrónimo más escuchado era: "Lee el puto manual". Si un ingeniero pronunciaba RTFM (Read the fucking manual) significaba que la culpa era tuya.
A medida que fueron pasando los primeros años de obnubilación, se fue haciendo más importante la “experiencia de usuario” (UX: User eXperience), y durante un tiempo, si el software no funcionaba, la culpa era del programador. “Hay que mejorar la UX”, era un lema mucho mejor que el de RTFM.
Pero de alguna manera el problema seguía ahí. Porque los mensajes de error que le aparecían al usuario eran cortos y parecía que estaban enfadados contigo. Te seguían llamando tonto pero de una manera más sutil.
Hoy los expertos en UX ya no te llaman tonto, porque han aprendido a tratarte bien mientras terminas el proceso que a ellos les reporta más beneficio. No te llaman tonto porque te necesitan, y lo saben.
Este desprecio por el usuario se ha multiplicado en muchos campos.
Concretamente me viene a la cabeza la democracia parlamentaria, los partidos políticos.
Muchos partidos han decidido usar la “experiencia de usuario” (el proceso electoral) contra sus propios usuarios, cambiando las estrategias de comunicación, las campañas electorales, e incluso el proceso legislativo en una experiencia les sirva a ellos, no a nosotros. A corto plazo parece que sirve nuestros intereses, y puede incluso que nos enganche el juego político, pero realmente el proceso lo están diseñando de tal forma que es imposible dejarlo; estamos atrapados en una rutina de partidos que sólo ayuda a desear con mayor intensidad (por no decir rabia) el próximo proceso electoral, declaración, ley.
Decían en los primeros años de las redes sociales que si no estás pagando, eres el producto, no el cliente. A veces incluso cuando estás pagando eres el producto.
Las consecuencias a largo plazo de que en una democracia (experiencia de usuario) un partido político no piense en sus usuarios (votantes), sino en ellos mismos, a largo plazo pueden ser devastadoras.